8 de Marzo
Harta ya del calendario insólito que divide la existencia de la mujer por encima del hombre cuando ninguno puede ser sin el otro, decidí hacer algo al respecto. Al menos escribirlo. Lo cierto es eso, mujer y hombre son el mismo ser, que por obra de la divinidad se complementan en el otro. Aunque sí, me parece formidable la apreciativa a la feminidad como género, pero esto no es excusa para ostentar la división de los sexos.
La vida, eso que nos achacan a la espalda como si fuese toda nuestra responsabilidad, no puede sino hacerse con un hombre. Quizá esta manía de apartado de tareas sociales, antropológicas y biológicas sea sólo por ego. Sin embargo, para solventarlo hace falta dejar a un lado los espejos y mirarse en ese otro que nos mira. Indagar en las palabras que se dicen frente a frente, que nada tienen que ver con la boca. Olfatear las intenciones de sus manos y sucumbir ante ellas con el resto del cuerpo.
Hace falta armonía entre los sexos. Que se deje la estética del hombre y la mujer. Que el varón y la hembra vuelvan a lo suyo, sin contemplaciones. Que el amor se haga sin respeto ante Dios. Que se cruce ya la calle de los lamentos, los pudores y se deje de hablar de sexo en las esquinas. Aparte de hacerse en los rincones de una habitación, se inaugure en la universidad de la vida, una cátedra que nos instruya en los misteriosos placeres del amor, sus tretas, desvelos y sin sabores. Una metodología que nos gradúe en la interpretación del mundo entre dos.
Pues sí, feliz día, mujer, que sin un hombre no serías.
Roraima Cuevas
Tw/Instagram:@roraimacuevas
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